lunes, 17 de febrero de 2014

FIESTA DE LA CANDELARIA 2014.

   El pasado día 1 de Febrero, se celebró en esta Unidad Pastoral la festividad de la Virgen de "LA CANDELARIA".
    Este año, los actos de esta celebración se iniciaron en la Iglesia Parroquial de San Nicolás, donde a las 7 de la tarde el párroco DON JUAN ANTONIO SANESTEBAN DIAZ procedió a la bendición de las Candelas y seguidamente y en presencia de un buen número de fieles de las cuatro parroquias y en una noche triste y de invierno se inició la procesión con las antorchas encendidas acompañando a la imagen de Nuestra Señora de la CANDELARIA, figurando al frente y como ofrenda una portadora con dos -PICHONES DE PALOMA- dentro de una hermosa jaula, recorriendo varias calles de la Real Villa de Nena hasta la Iglesia de Santa María, donde fue recibida con un repique de campanas; una vez depositada en su trono al pie del Altar Mayor, con los pichones vivientes, el Párroco celebró la Eucaristía y a continuación procedió  a impartir la Bendición a un buen número de niños que este día hicieron gala con su presencia en todos los actos programados este día.
   Y para finalizar, se recuerda una vez más, que esta Fiesta de la Candelaria, es candela, es "LUZ". Ese Niño es la luz para el mundo, porque vence las tinieblas, vence el pecado.
   Pues, desde esta página, quiere darse las gracias a todos los que , aún cuando el tiempo fue de carácter invernal, han acudido para honrar a la Virgen en un día tan señalado para ella.
 

    La Virgen de la Candelaria con su pichones delante en la
Iglesia de San Nicolás antes de partir en procesión hacia
la Iglesia de Santa Maria.
 
 

La Virgen de la Candelaría situada al pie del Altar de la Iglesia de
de Santa María a la espera de la llegada en procesión de la de San Nicolás.
 
 
 
Momento en el que el párroco procede a la celebración de la Eucaristía, en presencia
de las dos imágenes que dieron lugar a esta celebración.

martes, 4 de febrero de 2014

DIVINOS MANDAMIENTOS

LOS MANDAMIENTOS DE LA LEY DE DIOS Y LA EXPLICACION DE LA IMPORTANCIA DE LOS MISMOS
  
   Accediendo a la petición de varios lectores de esta página católicos-practicantes, y por ello muy cercanos a la Iglesia, se procede  de una forma muy breve a la explicación de la importancia de los Divinos Mandamientos.
 
   En  nuestra adolescencia estudiamos en el catecismo los Mandamientos de Dios, Leyes Naturales y Morales. En aquel entonces nuestros profesores y en la catequesis nos enseñaban de una forma muy sencilla y de acuerdo a nuestra edad, que la Ley de Dios es como una estrella que guía al hombre-peregrino en su camino y que es la Luz que ilumina la mente y caldea el corazón; no dudando que el que ama su Ley es todo paz y no conoce tropiezo.
  
   No olvidemos que el comparar las leyes de la naturaleza con los Mandamientos de Dios, es preciso destacar que estas Leyes son temporarias y condicionales: han surgido junto con el mundo físico y probablemente dejaran de existir con él.
 
   Pues los fundamentos de la ley moral están impuestos por el Creador dentro de la misma naturaleza espiritual del hombre. Comparando la ley moral inserta en el alma humana con la ley de las Sagradas Escrituras encontramos que poseen el mismo contenido y por ello los Mandamientos de Dios confirman en una forma concreta lo que se dice a nuestro corazón un sentimiento interior, llamado conciencia.
 
    Nuestro Señor Jesucristo se refería a los Diez Mandamientos y les daba una interpretación más perfecta y profunda. De esto hablaremos con más detalles al analizar cada mandamiento por separado.
 
 
PRIMER MANDAMIENTO
   AAA
   AMARAS A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS.
 
   Siguiendo este primer mandamiento, el hombre debe tratar de conocer a Dios y dirigir sus actos a la gloria de su nombre.
 
    En el primer mandamiento se traza el rumbo de la actividad intelectual y volitiva del hombre, echando los cimientos de su propia vida. Por eso este mandamiento ocupa el primer lugar. Considera el conocimiento de Dios como la ciencia más valiosa y pone de manifiesto la superioridad de los diez mandamientos sobre las legislaciones de otros pueblos, antiguos y modernos, ya que ponen la fe como base de la moral y la vida: Al mismo tiempo el conocimiento de Dios no deberá limitarse solo al trabajo mental sino penetrar profundamente en el corazón y reflejarse en nuestra vida, iluminando todos nuestros actos y palabras.
 
 
SEGUNDO MANDAMIENTO
 
   NO TOMARAS EL NOMBRE DE DIOS EN VANO.
 
   Prohíbe este mandamiento el uso irrespetuoso del nombre de Dios, como ser: muchas veces utilizando bromas desagradables en conversaciones, juramentos vanos en nombre de Dios, la blasfemia, el sacrilegio, la burla, el incumplimiento de votos y promesas hechas a Dios.
 
   Siempre que pronunciamos el nombre de Dios debemos hacerlo con reverencia, porque encierra un inmenso poder. En el libro de los hechos de los Santos Apóstoles, se habla de muchos milagros y de la expulsión de demonios en nombre de Cristo.
 
   Invocando con atención y reverencia durante la oración el nombre de Dios, atrae la gracia Divina y trae la luz a la mente y la alegría al corazón.
 
TERCER MANDAMIENTO 
 
   SANTIFICARAS LAS FIESTAS.
 
   El señor en este mandamiento ordena trabajar durante seis días para cubrir las necesidades de cada uno y el séptimo día dedicarlo a su servicio en la Iglesia, o sea, a obras santas que complacen al Señor, como por ejemplo dedicarlo a la salvación del alma y la oración en el templo y en el hogar, así como a la dedicación de la preparación para adquirir conocimientos religiosos y útiles para trasmitir la palabra de Dios, a los enfermos, ayuda a los pobres, consolación a los afligidos y un largo etc.
 
   Y según el Antiguo Testamento, se festeja el sábado ("Shabath") que en hebreo significa reposo en conmemoración de la creación del universo "y bendijo Dios el día séptimo y lo santificó, porque en él cesó Dios de toda la tarea creadora que había realizado" (Gne.2:3).
 
   El reposo del sábado fue establecido para el bien del cuerpo y el alma y no para subyugar al hombre y limitarlo en sus buenas acciones. Pues no dudemos que el trabajo es imprescindible, pero lo más importante es la salvación del alma.
 
   El sábado, en tiempo de los apóstoles, era respetado por todos los cristianos. No obstante, éstos se reunían al día siguiente, domingo, para orar y comulgar. De esta manera, ya en el primer siglo de la era cristiana surge el festejo del día domingo. Convertidos los paganos al cristianismo, los apóstoles no le exigían que cumplan con el sábado, sino por el contrario, los reunían precisamente el domingo. Así, poco a poco el sábado cedió su lugar al domingo que comenzó a celebrarse universalmente.
 
CAC   CUARTO MANDAMIENTO
 
   HONRARAS A TU PADRE Y A TU MADRE.
 
   Dios en este mandamiento nos ordena que debemos respetar a nuestros padres con la promesa a cambio de una larga ý próspera vida. Pues no olvidemos que de hacerlo así, significa respetar su autoridad, ayudarlos en sus tareas cuando están necesitados y especialmente durante la vejez o las enfermedades y rezar por ellos en vida y después de su muerte. Como nos recuerda el Antiguo Testamento, los que maldecían a sus padres eran castigados con la muerte.
 
   No olvidemos que la  familia siempre fue y será la base de la sociedad y de la Iglesia. Por eso los Santos Apóstoles se preocupaban de la implantación de relaciones correctas entre los miembros de la familia y enseñaban "casadas obedeced a vuestros maridos, como conviene el Señor. Maridos, amad a vuestras esposas y no seáis duros con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo porque esto agrada al Señor...
 
 En el Antiguo Testamento, el Señor dijo por medio de Moisés: Delante del rostro que lleva canas te levantarás y honrarás la persona del anciano y de tu Dios tendrás temor."
 
 
   Pues y caso de que llegase a ocurrir que nuestros padres o superiores nos exigiesen que hagamos algo contrario a la fe o a la Ley Divina, debemos contestarles como contestaron los Apóstoles a los jefes judíos:" Juzgad si es justo delante de Dios obedecer antes a vosotros que a Dios" (Hch.4:19) y debemos estar preparados para sobrellevar todo lo que acontezca por la fe y la Ley Divina.

QUINTO MANDAMIENTO
 
   NO MATARAS.
 
   La vida es el máximo don de Dios y solo ÉL  decide el plazo de la vida terrenal del hombre. Por eso Dios mediante este mandamiento prohíbe quitarse la vida a otros y la de sí mismo.
 
   No olvidemos que el suicidio es un pecado gravísimo. En él se demuestra la poca fe que tenemos en Dios y la impertinente rebelión contra la Providencia Divina.
 
   Es preciso recordar que Dios es infinitamente bueno, nunca nos enviará sufrimientos superiores a nuestras fuerzas y durante los padecimientos nos fortalecerá y nos consolará.
 
   No hay que olvidarse que el hombre que se quita la vida no puede arrepentirse de su pecado ya que después de la muerte, el arrepentimiento no es válido.
 
    Nuestro Señor Jesucristo, refiriéndose al pecado de homicidio, nos ordena desarraigar de nuestro corazón cualquier sentimiento de rencor y venganza, que son los que impulsan al hombre a cometer este pecado (Mt.5:21-23). Conforme a la doctrina del Evangelio "Cualquiera que aborrece a su hermano es homicida". (Jn.3-15). Por lo tanto peca contra el quinto mandamiento aquel que experimenta odio o rencor hacia otros, desea la muerte de su prójimo, etc.
 
   Para combatir los sentimientos de rencor y venganza el Señor enseñaba a sus seguidores a amar a todos los hombres, incluso a los enemigos: Mas yo dio: amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os aborrecen, y orad por lo que os ultrajan y os persiguen para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos" (Mt. 5:44-45).
 
SEXTO MANDAMIENTO
  
   NO COMETERAS ACTOS IMPUROS.
 
   Dios, por medio de este mandamiento ordena a los esposos guardar fidelidad mutua, y a los solteros que vivan castos. Para no pecar contra este mandamiento es necesario evitar todo aquello que incite sentimientos impuros, lenguaje soez, lecturas de publicaciones amorales, fotografías excitantes, etc. El Señor durante el Sermón de la Montaña explica este mandamiento diciendo:" Cualquiera que mira a una mujer para dedicarla, ya adultera con ella en su corazón" (M t.5:28). El Señor, como  absoluto conocedor del corazón humano, sabe qué difícil es luchar contra las tentaciones carnales y por eso nos enseña a ser decididos y despiadados para consigo mismo cuando aquellos llegan:" Si tu ojo derecho te fuere ocasión de caer, sácalo échalo de ti; que mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno" (Mt.5:29)
 
   Con respeto a la obligación de los cónyuges de guardar recíproca fidelidad, nuestro Señor Jesucristo ha dicho:" Lo que Dios ha unido el hombre n o lo separe".(Mt.19:6).
 
SEPTIMO MANDAMIENTO
 
   NO ROBARAS.
 
   En este mandamiento el Señor nos prohíbe apropiarse de lo  que no es nuestro. En esto son muchas las variedades; hurtos el sacrilegio, apropiación desaprensivo de objetos sagrados, cuando se cobra un trabajo y no se cumple, apropiarse de lo ajeno por medio del engaño con afán de enriquecerse, y un largo etc.etc.
 
OCTAVO MANDAMIENTO
 
    NO DIRAS FALSO TESTIMONIO CONTRA TU PROJIMO.
 
   Dios con este mandamiento prohíbe mentir, como por ejemplo: el falso testimonio en los tribunales, la delación, la difamación, la calumnia, etc.
 
   Ninguna mentira es digna de un cristiano. El Apóstol San Pablo nos instruye. " Dejad la mentira, hablad la verdad cada uno con su prójimo, porque sois miembros los unos con los otros".Ef.4:25). En cuanto al juicio temerario, el propio Señor manifestó categóricamente: " No juzguéis, así no seréis juzgados". El prójimo no se corrige juzgándolo o burlándose de él, sino sólo con amor, condescendencia y el buen consejo.
 
 
NOVENO MANDAMIENTO

 
   NO CONSENTIRAS PENSAMIENTOS NI DESEOS IMPUROS.
 
   El Señor, en este mandamiento nos enseña a no caer en la envidia y los deseos impuros. Mientras que los mandamientos anteriores hablaban preferentemente del comportamiento humano. Todo pecado comienza con el pensamiento malo y si el hombre se mantiene en ese pensamiento surgirá el deseo pecaminoso; y no olvidemos que el deseo, a su vez, llevará al hombre a realizar el acto. Por ello para luchar con éxito las tentaciones es necesario aprender a cortarlas desde su principio. No olvidemos que la envidia es un veneno para el alma; pues pensemos que en un corazón puro mora el Señor. Por consiguiente "limpiémonos de toda inmundicia de carne y de espíritu, perfeccionando la satisfacción en temor de Dios" (2.Co.7:11).
 
DECIMO MANDAMIENTO
 
   NO CODICIARAS LOS BIENES AJENOS.
 
   No olvidemos que el contenido de este mandamiento figura también en el séptimo. Eso no quiere decir que sea pecado el desear tener, si pudieras conseguirlo lícitamente, pero siempre debiendo conformarnos con los bienes que Dios nos ha dado y con los que honradamente podemos adquirir.
 
   No consiste todo en amontonar dinero, más importante es hacer buenas obras, pues el premio eterno del cielo vale más que todo el oro del mundo y por tanto no olvidemos que el deseo inmoderado de riqueza con fines egoístas y medios injustos, muchas veces provocan luchas sociales.
 
   Pensemos que la felicidad no está en tener muchas cosas, sino en saber disfrutar de lo que uno tiene.
    
CONCLUSIONES
 
   Para que los mandamientos nos resulten de utilidad, es preciso hacerlos propios, es decir, preocuparnos de que no sólo nos guíen sino que se incorporen a nuestra concepción del mundo.
 
   Especial del redactor de esta página, para los lectores de la misma. 
  
 


 

 
  
 
   

 

 


 

 
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